Published On:domingo, 19 de marzo de 2017
Publicado por Redacción
Paridad de género, una lucha permanente de las mujeres
*En memoria de +José Francisco Ruiz Massieu, a 22 años de su partida.
Por Opt. Norma Yolanda Armenta Domínguez
Que es la PARIDAD DE GÉNERO?... Cómo llegamos a la
Paridad de Género?
Recordemos brevemente como se ha dado la lucha de otras
mujeres, gracias a las cuales, las mujeres en la actualidad, gozamos de
garantías, derechos, obligaciones y un lugar en la sociedad.
En mi muy particular opinión, la lucha de las mujeres se
ha inscrito en cuatro tiempos: Por el Reconocimiento, por la Igualdad, por la
Equidad y por la Paridad.
Por el Reconocimiento:
Para que se nos reconociera como personas.
Por la Igualdad:
Para que se nos reconociera como
la otra parte de la sociedad, con derechos y obligaciones, así como la capacidad de participar en la toma de
decisiones.
Por la Equidad:
Para que se reconozca nuestra aportación a la sociedad en equidad, a
igual trabajo, igual salario
Por la Paridad: Representamos a la mitad de la población,
por lo tanto, tenemos derecho a ocupar la mitad de los cargos de toma de
decisión.
Recordemos que en el México prehispánico, antes de la
llegada de los españoles, las indígenas gozaban de ciertos derechos y
libertades, según la clase social a la que pertenecían; es en el siglo XVI, con
el dominio de los españoles que las
mujeres perdieron todos sus derechos para pasar a ser esclavas, sirvientas o
concubinas de los extranjeros.
Sin embargo, las
mujeres desempeñaron un papel relevante al igual que los hombres en las
gestas libertarias de la Independencia, la Guerra de Reforma y en la Revolución
Mexicana; las obreras, llevaron a cabo movimientos sociales en 1905, 1906 y 1907, en Tlaxcala, Puebla y Veracruz;
y Huelgas Textiles como las de Río Blanco, Cananea, Santa Rosa y San Lorenzo,
que son los movimientos que dan inicio a la Revolución.
Con la guerra de la Independencia no cambió la situación
de la mujer. Es en la guerra de la
Reforma, con la introducción de las ideas liberales, que permitieron cambios de
costumbres, entre ellos, el que las mujeres tuvieran acceso a la educación.
En Guerrero, en 1877, Laureana Wright, dirigía la Revista
“Violetas del Anáhuac”, primera revista
feminista, donde reclamaba el derecho de las mujeres a votar y la igualdad de
derechos entre hombres y mujeres, 62 años antes que Simone de Beauvoir, la
intelectual francesa a quién se le considera la precursora de la igualdad entre
los sexos. Lamentablemente, no se
reconoce a Laureana como la precursora de
la igualdad entre el hombre y la mujer.
En los albores del Siglo XX, antes de la Revolución de
1910, el destino y la vida de las
mujeres les eran impuestos, en el encierro de la familia, el matrimonio, los
hijos, las labores del hogar.
Cuando empiezan a ingresar a las universidades, también
se incorporan a la fuerza laboral y lo más importante, a la participación
política, lo que las lleva a luchar por la Igualdad, ante las injusticias,
marginación y opresión en que vivían.
En 1923, el Congreso de Yucatán concede a las mujeres el
derecho a votar; en 1925, el Gobernador
de San Luis Potosí, expide un decreto que concedía el voto a las que supieran
leer y escribir; en Chiapas, el Congreso aprueba un decreto que concede la
ciudadanía a las mujeres y la Ley Federal de Aguas reconoce a la campesina como
propietaria; en 1934, Guanajuato otorga el derecho al Voto a las mujeres y en
1935, Puebla, Veracruz, Durango, Hidalgo y Tamaulipas.
En Guerrero, Aurora Meza de Andraca, asume la Presidencia
del Consejo Municipal de Chilpancingo en 1936, siendo la primera mujer en el
país, cuando las mujeres no teníamos derecho a votar, consecuentemente, no
estábamos reconocidas como ciudadanas.
En 1937, el Gral. Lázaro Cárdenas promovió la plenitud de
los Derechos Ciudadanos de la Mujer, que el Congreso de la Unión – integrado
por hombres- no aprobó, al igual que la mayoría de los Congresos Locales.
En 1938, la Asamblea Nacional del PRM, aprueba la
creación de la Dirección Femenil en el naciente PRI, a propuesta de Lombardo Toledano, quién
reivindica la defensa de los derechos de la mujer mexicana, para liberarlas de
la condición de marginación, opresión y humillación en el que vivían, para que
dejaran de ser sirvientas, casi esclavas y pasaran a ser iguales con el hombre.
Es así que en 1952,
Margarita García Flores, encabeza a las dirigentes de los principales
sindicatos y sectores del Pri, se entrevistan con el Candidato del Pri a la
Presidencia de la República, para plantearle la necesidad de que las mujeres
tengan el derecho de votar; comprometiéndose el entonces candidato a impulsar
las reformas legales necesarias para el otorgamiento de la plenitud de los
derechos políticos.
Por fin, en 1953, el 17 de octubre, se aprueba la reforma
constitucional al Artículo 4°, para quedar consagrada la igualdad ante la ley,
de hombres y mujeres.
Habíamos logrado la igualdad ante la ley, lo que propició
la incorporación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad y de la
vida nacional, estatal y municipal.
Asegurada la igualdad ante la ley, era necesario luchar
por la Equidad, pues si bien, ya teníamos espacios en los cargos de la
administración pública, en la procuración y administración de justicia, en la
academia, y en los de elección popular, nuestra participación en los puestos de
toma de decisión, era desigual y minoritaria, en proporción al número de varones
que accedían a dichos cargos.
Transitamos entonces, en una lucha intensa, por la
equidad; en 1998, la Comisión de Equidad y Género del Congreso de la Unión,
presentó iniciativa para reformar el art. 175 del Cofipe, para que ningún
partido político registrara candidatos a cargos de elección popular más del 70%
para un mismo género, y a pesar de que no fue aprobada por el pleno; si quedó
vigente en el transitorio vigésimo segundo del Cofipe, donde se llamaba a los
partidos políticos a modificar sus estatutos para establecer que las
candidaturas de mayoría relativa y de representación proporcional, no
excedieran el 70% para un mismo género.
Para la elección federal de 2012, un grupo de mujeres
políticas de varios partidos políticos, interpusieron un Juicio de Protección
de los Derechos Político – Electorales del Ciudadano, logrando que la Sala
Superior del TRIFE, emitiera una sentencia, para que de la totalidad de
solicitudes de registro de candidaturas a Diputados y Senadores, tanto de mayoría relativa como
de representación proporcional ante el IFE, en ningún caso incluyeran más del 60% de candidatos de un mismo género.
Un gran triunfo, acotado, pero un gran avance, porque
exceptuaba las candidaturas de mayoría que resultaren de un proceso interno de
elección democrático.
Sin embargo, el Consejo General del Ife, en cumplimiento de la sentencia del Trife,
prácticamente obligó a los partidos políticos a sustituir el 40% de las
fórmulas con mujeres, lo que propició que se incrementara el número de
legisladoras en ambas cámaras federales.
Gran avance, sin duda.
Pero seguía prevaleciendo la inequidad.
Finalmente, el Presidente Enrique Peña Nieto, en el 60
aniversario del voto para la mujer, envió al Senado, la iniciativa para
modificar 3 artículos del Cofipe para garantizar a las mujeres el 50 por ciento
de candidaturas a legisladores federales.
Es así, que el 10 de febrero de 2014, se publicó en el
Diario Oficial de la Federación, el decreto que reforma la Constitución General
de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 41, segundo párrafo del numeral
I, por el cual los partidos políticos deben establecer las reglas para
garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a legisladores
federales y locales.
En nuestro Estado, la Constitución Política local,
consagra el principio de paridad de género en las candidaturas a diputados
locales y en las de Ayuntamientos, en forma alternada; desaparecen las
regidurías de mayoría relativa y la cuota del 70-30; y las fórmulas serán del
mismo género.
La voluntad y capacidad de cabildeo de las 9 diputadas
locales del PRI, PRD, PAN, PV y MC, con el apoyo total de las fracciones del
PRI y PAN, lograron, en la armonización de la ley electoral local, la inclusión
del 50 – 50 en candidaturas a cargos de elección popular, tanto en
Ayuntamientos como en Diputados locales; estableciendo la obligación de los
partidos políticos de garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas
a legisladores del Congreso del Estado por ambos principios y la integración de
los Ayuntamientos; las fórmulas son del mismo género, los regidores se eligen por representación
proporcional, y la paridad será en forma alternada.
Hemos logrado la Paridad… un acto de justicia para la
mitad de la población que tiene el derecho de ocupar la mitad de los puestos de
toma de decisión, que con la experiencia construida a partir de su condición
social, con necesidades diferentes y sensibilidad social, modificará y
contribuirá a sensibilizar, modernizar y modificar, las normas, usos y
costumbres del quehacer político y social.
Lo logramos... llegamos a la Paridad de Género… una deuda
pendiente con la mitad de la población, que además… es madre de la otra mitad!
“Una democracia real, significa igualdad de
oportunidades y de condiciones en
materia de derechos y obligaciones, que
permita la integración de la mujer en todos los ámbitos del desarrollo”. José Francisco Ruiz Massieu,
Gobernador Constitucional